Montevideo vivió un fin de semana donde dos propuestas culturales —tan distintas como complementarias— invitaron a caminar la ciudad con curiosidad y disfrute. La fiesta medieval en la Casona Mauá y la Feria de Artes Integradas Vol. III en Casa Wang ofrecieron experiencias que conectan historia, arte, diseño y comunidad.

La magia de un encuentro medieval en pleno Ciudad Vieja

La fiesta medieval abrió sus puertas a todo público y la casona, con su arquitectura de otro tiempo, volvió a poblarse de escenas que evocan castillos, rituales y antiguos oficios. En esencia, lo “medieval” remite al vasto periodo histórico europeo entre los siglos V y XV, marcado por gremios artesanales, mitologías, tradiciones guerreras y una estética que perdura en el imaginario colectivo.

Ese clima —reinterpretado desde lo cultural y lo lúdico— se sintió en cada rincón. Los clanes con sus vestuarios, las demostraciones de arquería y esgrima, las tiradas de tarot y runas, el mercado artesanal con materiales nobles y la música que acompañaba el recorrido daban la sensación de entrar en un pequeño universo propio. Lo más valioso fue la alegría compartida: familias, curiosos y seguidores del género disfrutaron un ambiente cálido, lleno de detalles y sorpresas.

Noticias y Destinos destaca y agradece especialmente el esfuerzo de la organización  de la fiesta o festival, como se le quiera denominar, a este evento y a Patricia Chabot, cuyo trabajo sostenido permite que este evento mantenga calidad, coherencia estética y una identidad que ya forma parte del calendario cultural de Montevideo y seguramente de otras localidades como lo fue en el Castillo Pitamiglio de Las Flores en Maldonado.

Una feria contemporánea con múltiples lenguajes en Casa Wang

El domingo continuó con la Feria de Artes Integradas Vol. III, en Casa Wang (Juan Carlos Gómez 1538). La propuesta reunió artes gráficas y plásticas, papelería, indumentaria, accesorios, decoración, objetos para el hogar y cuidado personal. Todo acompañado por espacios interactivos, sala inmersiva, jam de dibujo, música, juegos de mesa y una cantina con sabores nacionales.

Fue un paseo para disfrutar sin apuro: caminar, conversar, conocer proyectos emergentes y observar cómo distintas disciplinas conviven en un mismo lugar. La entrada libre y gratuita permitió que muchos visitantes se acercaran espontáneamente, agregando un espíritu abierto y accesible a la jornada.

Una ciudad que respira cultura cuando sus espacios se activan

Ambas propuestas —la recreación histórica y el arte contemporáneo— muestran algo esencial: Montevideo se fortalece cuando sus edificaciones patrimoniales, sus colectivos creativos y su público se encuentran. Cuando la ciudad ofrece experiencias que nos invitan a mirar con más atención, a compartir tiempo y a descubrir, sin prisa, la riqueza de sus rincones.

Un fin de semana donde el pasado y el presente convivieron con naturalidad, recordándonos que las mejores actividades culturales son aquellas que nos conectan con la emoción, la curiosidad y el deseo de volver.